martes, 21 de febrero de 2012


De niño era libre, porque podía perderme en el día sin entender que las horas se sacrificaban ante el tiempo, no percibía el espacio entre el día y la noche, todo ella se rendía ante mis juegos infantiles, ya cuando mi cuerpo caía en el lecho del hogar entraba al silencio de mis sueños.
Todos crecimos,
Algunos más que otros
Otros aun no podemos desligarnos del llamado de la tierra, aquel vientre que nos cobijó por meses y luego nos expulsó a lo que ahora llamamos vida,
Aquella vida ligera que se tornó astillas clavadas en la carne
He sido despreciado y aprendí a despreciar,
He ignorado y me ignoran,
He deseado y han creído desearme
He humillado y día a día duermo con un cuerpo estéril e inquisidor que silabea de madrugada espasmo de humillación,
He reído y han reído en esa risa,
He fingido reír y han fingido conmigo
He sentido piel tibia, tersa, deslizarse bajo las líneas de mis manos
Ovillándose arácnido debajo del pubis, dormitando reptante, cogiendo el fruto en semillas de lujuria.
He descrito el camino de la ira,
Tu silencio o el mío
Eterno.

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