martes, 21 de febrero de 2012


Mi contemplación va más allá de lo que pueda escribir ahora, antes y siempre,
Para los desplazados al silencio,
Para los besos del vino
Para el vino entre besos
Para el hermano ausente
Para el placer por dinero
Para la soledad de dar placer por dinero
Para la hermosa suicida
Para la horrorosa muerte después del suicidio
Para la estética del corazón
Para los vacíos cuerpos
Para las almas atormentadas
Para los recuerdos borrosos
Para el amor del hombre al hombre
Para el beso húmedo e inquisidor
Para los muertos que cargo en los hombros
Para el madero que me espera hace años
Para las voces del silencio
Para la envidia corrosiva
Para el pecado entre estaciones del tren
Para el brebaje del santo
Para los huesos viejos
Para las tumbas vacías de flores
Para la aspirina en mi flujo sanguíneo
Para los amores de infancia
Para los libros que leí y jamás leeré
Para los poetas despreciados
Para los cuerpos que jamás explorare
Para los templos
Para los ciegos de compasión
Para las esposas en espera
Para la inocencia olvidada
Para el pan con pólvora de mi infancia
Para el agua del rio que contemple la última vez
Para los que me odian
Para mi sombra amorosa del seis de julio
Para el alquitrán que lubrica las gargantas
Para el orgasmo de madrugada
Para las madres en luto
Para olvidar
Para perdonar
Para los encuentros furtivos
Para el maquillaje cómplice
Para la arena tibia recorriendo tus secretos
Para el ocaso del día
Para el perro callejero
Para los restringidos de libertad
Para los viajes al interior de los sueños
Para la lluvia ceremoniosa de Lima
Para los que regresan y se quedan
Para el que huye de sí mismo
Para los libros olvidados
Para el café de madrugada
Los besos civilizados
Las caricias solitarias
Para mi nostalgia eterna
Para ella, ellos, yo que cogido de tu mano, esperamos una madrugada, 24, en diciembre su llegada, con la lluvia castigando la puerta húmeda que también lo esperaba, de fondo, continuados que aún me conmueve ahora escuchar….

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