Habito el cuerpo de una
ave lujuriosa
Ella es intrépida y copula con rapaces alados que la
poseen
Ella se contornea majestuosa en cada asalto del placer,
Observo como la penetran y ella tiembla en espasmos en
cada arremetida,
Todos vuelan tras ella
Siempre llega agotada al nido, tan solo busca reponer
fuerzas para otro día de lascivia,
A veces la miro y quiero salir de ella, me espanta su
capacidad para ser amada violentamente,
Admiro su fuerza para provocar y dejarse invadir por
quien la invita a pecar dulcemente
En el aire, en las nubes, en las montañas, en la copa de
un árbol, en la orilla del mar,
Copula y tiembla, se mece con facilidad y se deja habitar
dispuesta,
Abre su pico y entona himnos lúbricos,
Todos vuelan tras ella, como si fuera una reina y
aquellos alados su sequito fiel siempre con sus lanzas dispuestos a desflorar,
Hace tiempo que vivo en aquella ave,
Resignado a
recibir aquellos visitantes impulsivos, que no les importa que
Los vea con una dosis de envidia.

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